Y es que un buen anuncio publicitario tiene más credibilidad para nosotros que nuestro propio conocimiento. No importa si es una recomendación de algún personaje público que se dedica al mundo del deporte, del espectáculo o de cualquier tipo de profesión relacionada o no con la información que comunica. Lo valoramos de tal modo que ni lo cuestionamos. La justificación que se podría dar es un déficit de cultura en comparación con el personaje o empresa titular del anuncio en cuestión, pero la realidad es otra totalmente; la pereza de leer y la falta de costumbre.
Un estudio liderado por la Universidad de Santiago de Compostela asegura que las consumidoras que leen las etiquetas nutricionales de los productos, pesan una media de casi 4 kilos menos. Los datos se tomaron de la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS), recogida por el Centro Americano para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) (U.S. Centers for Disease Control and Prevention en inglés). Se recogieron 25.640 observaciones con indicadores de salud, hábitos de consumo y de compra, entre los que se encontraban varias preguntas sobre la lectura de la información nutricional en los supermercados, y la frecuencia de lectura.
Estos datos lo que demuestran es que no utilizamos toda la información que tenemos a nuestro alcance para mejorar la calidad de vida.
Un ejemplo muy esclarecedor de la necesidad urgente que existe en la actualidad por la lectura de los ingredientes, es el caso de los productos alimenticios para bebés. Uno de los que más se venden son las papillas de cereales para bebés. Existen muchas marcas especializadas en estos productos, de mayor a menor precio en forma proporcional a la popularidad de la marca y, curiosamente, en forma inversamente proporcional a la calidad del producto.
- Para empezar hablamos de la papilla de cereales para bebés «X», que leyendo los ingredientes nos encontramos con varias sorpresas. Primero, la cantidad de cereales que lleva, poco más del 60%, con mucho azúcar y lo peor de todo, grasa vegetal de palma. Y es que para la gente que no sepa en qué consiste este aceite, es uno de los que más grasas saturadas lleva. Y aún más claro para definir de qué tipo de aceite estamos hablando, es explicando para qué se utiliza: cremas de cacao, margarinas, snacks, bollería industrial, pasteles, precocinados…Creo que no hay nada más que explicar. Y sí, en mi humilde opinión, creo que para un bebé de 4 meses es mejor darle otro tipo de alimentación, sobre todo si se trata de una papilla de cereales, que utilizando la lógica, es coger cereales (arroz, avena…), triturar, hervir con agua mineral y mezclar con leche materna o de fórmula.
- Ahora bajamos un escalón en cuánto a precio, aunque no con notoriedad de marca, ya que la papilla de cereales para bebés «Y» pertenece a una de las mayores empresas a nivel internacional que, curiosamente, tienen presencia en cuanto a publicidad y en cuanto a responsabilidad social corporativa muy potente. En este caso, leyendo los ingredientes, lo único bueno que sacamos en comparación con la anterior, es que tiene un porcentaje de cereales algo mayor (70%), y que no utiliza como aceite exclusivamente el de palma, sino que también aprovecha el de nabina, coco y girasol. «Bueno» por decir algo.
- Ya en el escalón más bajo de los tres productos analizados, viene la papilla de cereales «Z», con una notoriedad de marca notablemente inferior a las otras dos y, curiosamente, con un precio menor y, aún más curiosamente, con una composición nutricional de mayor calidad. Y es que este último producto tiene un porcentaje de cereales mayor que los dos anteriores (casi el 80%), e incorpora de forma diferencial azúcar de caña y fibra alimentaria, algo muy beneficioso para el bebé para evitar episodios dolorosos de estreñimiento.
- De todas formas, a pesar de que se pueda pensar que el último producto es buenísimo, todos son industriales y tienen una composición altamente química, nada comparable con lo hecho en casa.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) dice los siguientes consejos:
- «Debe alimentarse a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida.
- La lactancia materna debe continuar al menos hasta los dos años.
- A partir de los seis meses de edad deberán introducirse en la alimentación del niño alimentos complementarios, variados, adecuados, inocuos y nutritivos, sin abandonar la lactancia materna. No deberá añadirse sal o azúcar a los alimentos complementarios.»
Ante estos consejos hay un par de cosas que resaltar: no introducir alimentos complementarios antes de los 6 meses, y no añadir azúcar. Pues es muy curioso que tanto la papilla de cereales «Y» como la «Z» son recomendados para el consumo de bebés a partir de 4 meses. Sí, hay dos meses en que los bebés están consumiendo productos no recomendados por la OMS. Y aún más curioso, las tres papillas están impregnadas de azúcar.
Como conclusión, es recomendable que la gente se acostumbre a leer los ingredientes de los productos que consumen, y aún más recomendable si es para un bebé a su cargo. Todo esto es información y parte opinión de un simple personaje que escribe un pequeño artículo, así que consulte con expertos pediatras u otros profesionales relacionados y, sobre todo, infórmense ustedes por sí mismos y consulten todo lo necesario en lugares que tengan credibilidad, pero sobre todo, ¡lean las etiquetas!.