El otoño conlleva disminución de las horas solares y una ligera bajada de las temperaturas, lo cual unido a la incorporación a la rutina y obligaciones diarias con la consiguiente reducción del contacto personal con amigos y familia, puede generar astenia otoñal, un síndrome temporal que, como tal, debe desaparecer al cabo de unos días.
Para ello se aconseja exponerse al sol al menos quince minutos diarios, preferiblemente a primera hora de la mañana y realizar regularmente ejercicio físico.
No hay que olvidar tampoco, dormir lo necesario, adaptarse a las horas de luz solar y seguir una dieta equilibrada en la que abunden frutas y verduras, buscar ocio compartido con familia y amigos.
Entre los síntomas asociados a la astenia otoñal se encuentran el cansancio, la apatía, el mal humor o la falta de sueño y la principal responsable de esta alteración es la melatonina, una hormona encargada de regular el sueño o la temperatura corporal. Su producción aumenta con la reducción de la luz solar y este incremento provoca una bajada de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. El resultado de mayores niveles de melatonina y menores de serotonina es la aparición de la apatía, el cansancio, la somnolencia o la tristeza.